Turno 3

Sobi y Sinsú caminaban Ruta 12 arriba hacia Ciudad Índigo. Allí les esperaba José Escobar, el Líder Chechimon del gimnasio de esa ciudad. Sobi estaba entusiasmado ante la expectativa de su primer combate de gimnasio. Sabía que si conseguía hacerse con las 8 medallas de Bélenos podría acceder a la Liga Chechimon y convertirse en el mejor entrenador de todos los tiempos.

—Sinsú, me preocupa algo.

—Dime.

—Eres mi único Chechimon. Es difícil que podamos derrotar a José Escobar.

—Y más sabiendo que no pienso luchar contra ninguno de los bichos esos.

—Tengo que atrapar más Chechimones —dijo Sobi metidabundo.

En ese momento, un pequeño Togepi llamado Arya salió de la maleza.

—¡SINSÚ IMPACTRUENO! —gritó Sobiropi como impulsado por un resorte.

—Váyase al peo, señor.

—¿Paralizador?

—Que no soy un maldito Chechimon, joder. Que me olvides. Que si quieres luchar contra el bicho este lo hagas tú mismo.

Sobiropi miró fijamente a Sinsú y supo ver en sus ojos la verdad de un niño chino. Tenía razón. Si quería ser un maestro Chechimon debía esmerarse en la tarea. Qué mejor que empezar siendo él mismo quien lograse capturar a sus compañeros.

Sin dudarlo ni un instante, Sobiropi se abalanzó hacia Arya.

NINONINONINONINO. TIN TIN TITIRITIN TIN. *Música de combate Pokemon*

Un Togepi salvaje apareció.

Sobiropi usó gruñido.

—Grrrrr.

Ataque de Togepi salvaje bajó.

Togepi salvaje usó Rizo Defensa.

Defensa de Togepi salvaje subió.

Sobiropi usó Arañazo.

Togepi salvaje usó Metrónomo. Togepi usó Autodestrucción.

Togepi (Arya) salvaje murió debilitado.

Sobiropi ganó 23EXP.

—Mierda —dijo Sobi con rabia contenida—. Mierda, mierda, mierda. De todos los ataques que le podían salir con Metrónomo le sale el ataque suicida.

—Aprendió del mejor —dijo una voz desde la maleza.

Sobi miró hacia el lugar del que procedía la voz y vio una especie de pokeball.

—Mi nombre es Mr Lann y soy un suicida.

—Oh, eres un Voltorb. ¿Quieres ser mi Chechimon?

—Sí, quiero.

Y así, de esta forma tan absurda y random, Sobi consiguió su primer Chechimon no humano.


Gerold se encontraba tumbado sobre un estanque el día de su muerte. No era consciente de que iba a morir, pero era consciente de que algo iba mal. Se notaba raro.

Salió del estanque y se secó. Le dolía el ojo y se sentía confuso. No tenía muchas ganas de pensar, como de costumbre, tan solo de dormir.

Cuando se disponía a echar una cabezada, un ruido le alertó. Provenía del estanque del que acababa de salir. Sin pensarlo dos veces (ni una), se dirigió hacia allí para indagar sobre el origen del sonido, pero antes de llegar, su sensación de malestar incrementó notablemente y, sin saber por qué, se puso a brillar.

Un minuto después, Gerold ya no era un Psyduck, era un lustroso y estilizado Golduck de color azulado. Cuando se vio reflejado en el agua, una duda le asaltó.

—Si cuando era un Psyduck era dorado y ahora que soy un Golduck tengo poderes psíquicos, ¿por qué ahora me llamo Golduck y antes Psyduck y no al revés?

—Interesante pregunta —dijo una voz a su espalda—. Lástima que no vayas a hallar la respuesta.

Antes de que Gerolduck pudiese reaccionar, una pedrada en la cabeza le hizo perder el conocimiento.

A partir de este punto las historias sobre el devenir de Gerolduck son confusas. Algunos dicen que fue desmembrado, otros que fue asfixiado. Hay gente que sostiene que murió en una pira y otra que asegura haber visto su cabeza en una pica. En cualquier caso, todos coinciden en que el pobre Gerold no volvió a ver la luz del sol (ni de la luna). Que la espichó, vaya.


Sveg (Spinda) y otros Chechimones jugaban al escondite inglés ya caída la noche. Sveg era el que cantaba en ese turno.

—Un, dos, tres, escondite inglés, sin mover las manos ni los pies.

Cuando miró, todos habían avanzado respecto a su posición original, pero ninguno se movía. Sveg volvió a cantar.

—Un, dos, tres, escondite inglés, sin mover las manos ni los pies.

De nuevo lo mismo.

—Un, dos, tres, escondite… —Sveg notó algo en la espalda—. Escondite…

Cuando quiso reaccionar, una espada le sobresalía por el pecho. Confundido, comenzó a tambalearse por el bosque mientras sus compañeros le miraban sin moverse, no fueran a perder. Con el vaivén, varios se llevaron un buen tajo, pero la más perjudicada fue Ss. Ss intentó permanecer inmóvil, pero finalmente cayó al suelo herida de muerte. Sveg se aproximó a ella y, antes de perecer, usó el ataque Pulso cura sobre ella. Sveg murió, Ss vivió.


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